En medio de la noche,
un vacío malvado en tu cama,
llenó tus ojos de llanto,
inerte,
frio, se burló de ti.
Y nació esa tristeza,
Que hoy, mayor de edad,
Descubriste que aun dolía…
Sensible, tímida,
enganchada en una ilusión,
quisiste esconder lo que sufrías,
pero la tristeza disfrazada,
no se sana, no se evapora,
se queda allí, congelada,
expandiéndose, camuflándose.
Esa añeja tristeza emergió
y lánguidamente te sonrió,
agradecida de que por fin,
la reconocieras por su esencia,
y ahora desea transformarse
en simple y llana experiencia,
sin raíz ni huella en tu corazón.
Un vacío y otro vacío,
No son necesariamente iguales….
