miércoles, 2 de diciembre de 2009

EN SOLITARIO


Vertiginosos mis dedos corretean por tu piel,

no saben donde detenerse

donde extasiarse, donde refugiarse.

Cada poro de piel es un tesoro

Un pedazo de infinito atrapado en si mismo,

una dimensión escondida en un punto.

En un punto te palpo, te descubro.

Sedienta y ardiente, sin pozo y sin lava,

estremecida por un pensamiento,

atisbo asustado de lo que pudiera ser.

Pensamiento que estremece, sin acción ni retorno,

Sin dueño, sin pozo, sedienta a morir,

dedos conocidos más no esperados,

que no hacen la diferencia

entre un volcán en explosión y

un cuadro colgado en la pared.

En la pared, en el techo, en la ventana,

en cada sitio está colgado tu deseo,

de cada uno destila tu necesidad.

El tesoro escondido clama ser descubierto.

El volcán se encierra en sus paredes

temiendo desaparecer al estallar.

Y sólo tienes mis dedos, sin boca, sin ojos,

sin palabras, sin suspiros, sin cuerpo.

Sin cuerpo, sin voz, sin mirada,

con esencia y sin presencia,

con virtudes y sin tangibles,

sin nombre, ni edad, solo sexo.

Eso es todo lo que tienes.

Y la esperanza y el anhelo

de quien será tu compañero.

Más ahora solo tienes mis dedos,

miedosos de despertar tus sentidos,

Mis brazos para abrazar la almohada

y ahogar los sollozos de otra alborada

que como tantas otras, llegó en solitario.


AQUELLAS Y ESTAS


Aquellas lágrimas

eran de pasión incoherente

de dolor por no tenerte

de ansiedad por poseerte

de ilusión adolescente.

Aquellas otras lágrimas,

eran de dolida dignidad,

de humillante frustración,

de sentimiento de pérdida,

de abandono y soledad.

Estas lágrimas,

son de vacío infinito

de cansancio de seguir

de dormidos sentidos

de simplemente sobrevivir.

Entre aquellas y éstas

hay gran diferencia,

aquellas aunque tristes tenían sentimientos,

éstas de hoy son mucho más amargas,

pues tienen en el fondo, sabor a nada.

TU SILENCIO


Tu silencio me sume en el abismo

me echa sin remedio en mi propia respuesta

tu silencio me empuja con fuerza viva

o,.. ¿sólo me empujo yo misma?

Tu silencio me deja sin alternativas

la espera hace tiempo dejó de ser una

y solo arrastro al mañana el deseo de hoy

esperando que se convierta en el de ayer

y se haga menos tangible, menos evidente.

Tu silencio y mi deseo no tienen congruencia

espero tu respuesta, pero mientras, todo hierve,

y tu silencio no apaga la leña, las ascuas no se enfrían

tal parece que tuvieran fuego propio

sin que nadie las atice, levantan la llama

y tú, silencioso, lo que haces es mirar.

¿Por qué callas?

Si sabes que dependo de ti,

que sin tu fuerza me hundo sin mas…

Y sin embargo, te quedas ahí,

viendo como intento llegar a mañana

llevando una carga que creí entregarte

pero que cada noche reclama mi atención

y en cada madrugada se acuesta en mi cama.

Tu silencio me deja indefensa ante mí misma.

¿Cómo dejo de ser yo misma?

¿Cómo no ser quien soy?

Si tu silencio me hiciera de hielo…

Si tu silencio me cubriera de espuma…

Mas sólo me resta esperar

que tu silencio quieras romper

o que de tanto arrastrar mi carga

se quede en el camino y no vuelva a importar

Y nunca más te vuelva a preguntar.

LO QUE YO QUIERO


Lo que yo quiero

Es alguien que arrope mis pies con cariño

Y que al poco rato me toque mi turno.

Lo que yo quiero

Es un hombro seguro donde apoyar mis miedos

Y dulcemente deshacerlos con los dedos.

Lo que yo quiero

Es un par de alas para acompañar mis sueños

Y ambos saber sin palabras donde queremos llegar.

Lo que yo quiero

Es un compañero con boleto completo

Y sus manos listas para llevar las maletas.

Lo que yo quiero

Es alguien que cuide de mi

Mientras disfruto el placer de cuidarlo.

Lo que yo quiero

Es recostarme en un pecho cálido y generoso

Y mirar el cielo infinito hasta el amanecer.

Lo que yo quiero

Es jugar con sus cabellos, sus labios, sus dedos,

Mientras los míos son juguetes en sus manos.

Lo que yo quiero

Es compartir mi Dios, mis sueños y mi vida

Y formar un cordón de tres hilos irrompible.

LO QUE TE OFREZCO


No puedo ofrecerte

un albo pasado.

Ni unas manos novatas,

ni labios no explorados.

No puedo decirte

que serás el primero,

o mentir al decir

que no fue amor verdadero

lo que sentí por alguno de ellos.

¿Qué te ofrezco entonces?

Un corazón con cicatrices

que aunque dolieron lo suyo,

formaron un corazón humilde,

pues no hay amor en el orgullo.

Unas manos tiernas

diestras en prodigar mimos,

capaces de explorarte sin falsos pruritos

pues en amor no hay prohibidos.

Unos labios ávidos de besar,

pero también de compartir,

mi historia, mis sueños,

sin nada que ocultar o disfrazar,

pues no hay amor si debo mentir.

Mis oídos atentos a escuchar

todo lo que brote de tu boca,

pero, más aún, lo que emana

de tu ser, de tu alma,

pues sólo quien conoce, ama.

Un presente sereno,

sin angustia,

porque sé que la lucha

es parte de la vida

igual que el sufrimiento.

Disfrutar, ser feliz, amar

es una decisión que depende de mí.

No sé si éste

es un inventario fiel

de todos mis haberes.

No tengo más pasivos

que el amor de mi familia y amigos,

pero éstos están en mi patrimonio,

no tengo deudas ni rencores,

Dios me enseñó a perdonar y olvidar

y también a pedir perdón.

Tal vez deba agregar

aquellas cosas que aun no sé de mi,

que son parte de esta eternidad

que nos hace ser cada día diferentes,

y algún achaque de salud

pues ya paso de los veinte.

Esto es lo que te ofrezco,

lo que soy hoy

y un potencial abierto

de mañanas,

con una convicción ciega,

de que serás mi amado compañero,

mientras Dios tenga dispuesto

mantenernos en este sendero.